jueves, 1 de abril de 2010

La carta de los celos y las suposiciones

Una respiración onda me cuestan los días y mas vale que ninguna te mire con la cabeza de lado, porque es seguro que la destrozare con mis dientes en la mente. Procuro según yo no dar vueltas en el círculo de la lejanía, en el círculo de las suposiciones que de nada tienen certeza, me arruino sola sin que tú digas nada.
Quiero, decires de tu boca quiero, quiero, tu compañía para estar tranquila, quiero, que el sonido de: quiero; entre a mis ojos y lo vea en forma de abrazo y música.
Pienso que piensas ruinas de mí, creo que eso solo yo lo pienso porque estoy enferma de latidos. No quiero ser pensamiento descompuesto, mas no puedo aunque sepa que hay maneras de enterrarlo con cosas vagas y observaciones de juego.
Tengo puro lejos, tengo pura recordadera y si no me dices nada no se si me recuerdas; no se si me extrañas y me vuelvo al vuelo de lo incoherente y sucio, vuelvo a repetir las imágenes de todo lo que alimenta a mis brazos, mi nariz y mis ojos; pero lo bien que sonríes me parece un martirio cuando otras caras se involucran en el camino, y tu calma no la soporto cuando no es para mi. Espíritu de consentidor y caballerito.
Déjame enterarme si solo para mi es la bondad y cortesía o si es solo un cumplido pasajero para pagar lo que yo te doy. No se nada, pura mujer soy, también espera inútil, en espera inútil me convertí, espera que me prometí a mi misma no consentirme. ¿Me recordaras? Siempre tengo dudas.

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