viernes, 5 de febrero de 2010

Lo soñé el lunes y me lo dijiste el martes.

No supe que decir, me puse triste también aunque no fuera mío...estamos seguidos, acomodados y aturdidos los dos; no estamos en el mismo lugar ni en la misma huída, no estamos siempre juntos, solo juntos en constelación nos encontramos, seguidos en la eclíptica: hay poquita nada y muchísimas plantas divisorias, muchísimos años luz entre un brillo del otro, un pequeño porcentaje de kilómetros para un gigante; así es, y te entiendo, te escucho leyéndote, te abrazo intangible, te quiero invisible en momentos, te aviso mis días para que me acompañes, te los pregunto para sentirte...nada de esto estaba dicho ni por ti ni por mi, pude haber tomado otros pies y ahora escucharía sonidos del estomago de fuego, o los estruendos horroríficos galoparían en mi espalda; pero encontré en lugar de eso un entendimiento desinteresado, pedacitos de un pensar bonito, un poco de comida para el alma, un cuento de varios poemas y ganas de volver a verte.

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