Anélidos durmiendo en rocas expulsadas de la antigua pantalacea,
franquenias besando al viento con sus puntas de matorral chaparro...un cubaiben greñudo de años; ¿y la damiana?
no aparece por caminos caminados;
Vuelve el garambullo tan estilado de las espinas.
¡Cholla y cardon! ya los vi deseándose tocar.
Cardo santo por el arroyo...mi hostil de bellas florecillas, tú ni te dejas agarrar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario